Poema dedicado a San Isidro en su aniversario

SAN ISIDRO

Entre las sombras primeras
el duende del ayer vive en las calles,
salta techos por sus laderas de piedra
y abre luces irreales de historias
bajo su cielo.
El viento se abraza a sus árboles
volviendo las hojas
de añosos recuerdos.
Y el aire en los muros muerde
los labios, siempre abiertos,
del tiempo.
Revuelo de memorias
volviendo a su primavera.
Se revela el defasaje,
y todo vuelve, todo,
como la esteva del Santo Labrador,
surcando la distancia
sobre el lomo de un tren que cabalga
un paisaje de sueños,
amores perfumados de plazas,
fervientes rezos en vuelo de campanas,
voces de antiguos ecos, el ayer,
recreado en la nostalgia de un espacio
pasado y presente.
San Isidro, poema sin palabras.
Un desvarío de sol en el alma,
y un silencio
que se desmaya en el río.

Mabel Fontau