Publicado en el diario"La Capital" de Mar del Plata - 13 de Noviembre de 2011

EL SONETO EN SU MÁS ALTA LATITUD

El soneto ha sido siempre un desafío: o lo escribes en tono filosófico, más
allá de lo compositivo en su medida y rima, o no lo escribes. Atendiendo esto a la tradición grande de sonetistas, desde aquel siglo de oro español, pensando en Francisco de Quevedo y Villegas o en Luis de Góngora, aun en nuestros Francisco Luis Bernárdez, Gustavo García Saraví y Alfredo de Cicco, todos cultores exquisitos de lo que se ha constituido en un género. Remisiones a la que me ha enviado Mabel Fontau, narradora, poeta y plástica, ahora para entregarnos este poemario “Espacios sin tiempo”.
Todo un desafío.
La obra de Mabel Fontau viene sostenida con obras gravitantes como Huapi (comentado en este suplemento oportunamente), dentro del género de literatura infantil y en el ámbito de la educación, como sus poemarios Bajo la piel (2000) y Luz y sombra (2003) y recientemente Bitácora de un lector, ensayos sobre narradores, con retratos analíticos de prismas originales.
“A todos los que amo. A los que aman la poesía”, reza en el acápite de lanzamiento de este nuevo libro, y sí: a los que amamos la poesía y a los que te amamos a vos, Mabel, por ser como eres, toda simpatía y luz, en ese “rumbo de amor” y embalada en espíritu y carne en “esa gracia de Dios”: sí, compartimos contigo “este presente prodigioso”. Lo que más, tu creatividad, a partir de ese soneto que inicia el libro,
Mi vida:
Hay un rumbo de amor. La piel lejana
creando una verdad desde otra vida,
un misterio de dicha presentida
sólo en sueños. Y un tiempo sin mañana,

que un día, de improviso se desgrana
en una realidad tan encendida
y tan fuerte, que el alma estremecida
se abraza a su hora única y humana,

a la luz de su actual resurrección,
de esta gracia de Dios, de su pasión
sin muerte. Si el amor es siempre vida

vida infinita, vivo este presente
prodigioso, la magia permanente
de mi amor, desbordado y sin medida.

No debía sacar de contexto, al menos este primer soneto, cuya muestra dimensiona la calidad en el hacer poético de Mabel Fontau, ilustra al lector para seguir sorprendiéndolo con un andamiaje neorromántico, con imágenes de fuego y de luz, con una meta-poesía de “amor en rimas”, utilizando gradaciones como llama y ceniza, como para ejemplificar el arte de la composición, el manejo del lenguaje, por parte de la autora. Y el despliegue de las antítesis, como realidad-sueño.
Pero ese amor, convocado, apelado, re-vivido, tendrá una coda final de sonetos sin rimas, el llamado blanco o libre, donde la maestría compositiva se confirma, con sólo atender a un soneto, Trama, que nos remite al mejor Borges.
Hay otros cortes para el análisis. Sobre todo, para gozar en Espacios sin tiempo de una lectura de poesía en estadios próximos al éxtasis. Y filosofar la vida.
Por Antonio Albani