Mabel
Fontau nos entrega esta segundaedición de Huapi, ¿quién soy?, en una bella
publicación de Georges Zanun Editores. Bien lo expresa Andrés Melgarejo en el
prólogo: ‘La lectura de
este libro nos lleva, de manera directa
y muy sencilla, a las profundidades
de
la existencia del ser humano’.
Y claro : es dable y paralelamente cierta
esta aseveración, por cuanto MF nos apela la
reflexión, ya que torna fluida la
comunicación entre Huapi y el lector. Quiero
decir: el comunicarse es ‘llegar
hasta ese escondido mundo interior’-cito idea
explícita de la propia autora-—. ¿Las
profundidades del Ser? El Ser, sí, como
categoría ontológica y el ser humano,
vital y transeúnte, que es el mismísimo
indiecito Huapi.
Y
con las tradicionales fórmulas de la Literatura infantil (‘Había una vez en un
bosque frondoso’) es que MF catapulta esta serie de cuentos, este trayecto
aventurero que protagoniza
Huapi.
A través de esta serie, es admirable la consustanciación del personaje con la
Naturaleza: los animales, el Rey del Bosque, el aire, el fuego y la tierra:
‘-Si quieres alcanzar el poder del aire, la fuerza del fuego, deberás tener
antes la humildad de la tierra’
Los
tres elementos le dan pie a MF para filosofar (cursusnarratio que también se da
en su poesía, especialmente en sus exquisitos, finos sonetos). Establecer una
dialéctica con el
lector,
acuciado, apelado, convocado a lo largo de un entramado de peripecias y
encuentros que suscitan a la moraleja, a la reflexión, a la conciencia ética
colectiva. Al fin y al cabo,
cada
lector de Huapi sumará su individualidad, estoy pensando en los niños de una
clase de primaria o principios de secundaria, como potenciales
co-protagonistas’ de las experiencias
de
este indiecito viajero. Acaso es la misma ruta de aquel clásico ya Siddartha de
Herman
Hesse,
cargado de existencialidad en el capítulo Ser, donde Huapi pretende ser río. Es
una asociación que me permito arriesgar, más adherida al recuerdo de aquellas
lecturas que nos marcaron en la mitad del siglo XX. Conjeturo en este tramo un
clímax en el discurso del árbol (cuento dentro de otro cuento): un metamensaje poético
donde primará ‘el orden vital de la naturaleza’. Es que la letra en los cuentos
envía una serie de señales que traducen la cosmogonía del planeta. La meta de
la felicidad íntima es ‘estar en armonía con todo el universo’, le explicará el
árbol al indiecito Huapi. Marta de París con perspicacia denomina
a
Huapi como ‘protagonista ingenuo’. El episodio del búho que le dice que Huapi
quiere decir
‘isla’
y le dice también ‘Tú eliges’, para que el diálogo socrático en los porqués concluya
con el aserto de Huapi:’Quiero ser río’.
Una
especie de mayéutica socrática para indagar e indagarse en los porqués , a lo
que
suma una personificación: ‘Los árboles comprenden entonces que lo único que
habían logrado con su equivocada “actitud, era desequilibrar el orden vital de
la naturaleza’(véase
el
cap. Ser) Y el síndrome poético: ‘ Todos los Huapi son en cierto modo, como el lago,
todos
guardan
en el centro de su corazón el reflejo de una estrella’. O de pronto, aparece el
árbol
más
anciano del bosque, el cohiué que equivale a la sabiduría y ternura: ‘Recuerda
a tu amigo con todo el amor que sientes en tu corazón’. Y así, en cada
capítulo, MF filosofa:,‘No pretendas cambiar la esencia de las cosas. Tampoco
te sientas dueño de ellas’ (Amor). ‘Debes saber que en al Amor las cosas no son
siempre fáciles’. Sin duda, uno de los capítulos más sabrosos es el que Huapi
busca un sueño, le dice a la oruga: ‘aquello que siempre busco pero yo sé que
es
un
imposible’. Pero la oruga le explica al indiecito ‘algún día tendré alas y
podré volar, ése es mi deseo’ Después de un tiempo, Huapi se encuentra con una
mariposa de hermosas alas azules. Se trataba de aquella oruga, ahora con alas.
El indiecito le pregunta, sorprendido, cómo consiguió las alas. ‘Ya estaban
dentro de mí’, le responde. ‘Es como un milagro’, dice Huapi.‘Toda la vida es
un milagro’ será la respuesta de la mariposa. Mabel Fontau, de reconocida vocación
poética, sobre todo en la composición sonetística, da muestra
de
una faceta en el género narrativo que es ponderable, tanto en sus cuentos
dispersos en antologías como en esta obra, Huapi, ¿quién soy?. Una
interrogación identitaria, una
busca
de sí mismo en una travesía existencial, como expresaría Gabriel Marcel,’ lo
que en mí y lo que delante de mí’ en la serie capitular de encuentros que tiene
Huapi. Asociándome
a
esta idea, Mabel Fontau, despliega el tema de la esperanza impele más allá de
la muerte,
si
nos detenemos en el cap. Muerte, donde Huapi se encuentra con el puma moribundo
y la única asistencia será la luna: -—‘Mi mejor amigo, el puma, ha muerto. Ya
nunca más volveré a verlo, a jugar con él- Y Huapi rompió a llorar. Entonces la
luna, rozando la cabeza de Huapi con un rayo de luz, dulcemente, le dijo: - —
Escúchame, Huapi, sé que separarse de un amigo es muy doloroso. Pero no debes
pensar que jamás volverás a verlo. Eso no lo puedes saber con absoluta certeza.
-—¡Pero cómo no lo voy a saber!- dijo el indiecito-— ¡No ves que está muerto,
que ha dejado de vivir! . -—Si, veo que ha dejado de vivir-respondió la luna-—,
pero tú no eras amigo solamente de su cuerpo, ¿verdad?...su alma podría seguir
viviendo en alguna otra dimensión... -—¿Quieres decir que algún día volveré a
reunirme con él?- dijo esperanzado Huapi.’ La fidelidad surge ‘como valor ontológico
y como criterio del amor real’ (vuelvo a Gabriel Marcel, Aproximaciones al
misterio del ser, Ediciones Encuentro, Madrid,1987), es decir, por amor y
entrañado en el seno de la fidelidad, escapa el hombre a la soledad y a la desesperación
y penetra en el misterio de la esperanza. En cuanto a la discusión si Huapi ¿quién
soy? Podría catalogarse en el género de la literatura infanto juvenil, ¿ por
que no?. Un puberto adolescente sería el cruce hacia una lectura sin fronteras
de género, pues
la
letra ofrece cuadros e interrogaciones inherentes a cuestiones universales, aptos
para los más adultos. Quiero decir, para el asombro, que es lo que me produjo
cada peripecia de Huapi.
Sebastián Jorgi, comentarista, profesor en Letras, periodista bonaerense.
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