MIS
AZALEAS
La
tarde se despide, sin pudores
desnuda
su secreto, la tristeza
borrando
el horizonte, su belleza,
un
cielo de otoñales resplandores.
Entra
un rayo de sol, se inclina y besa
mis
azaleas, brillan sus colores
con el
beso de adiós, para las flores
no es
un adiós, es solo la promesa
de un
retorno de luz, de un nuevo día.
Siento
en mí su raíz, en mi regazo
palpita
su indecible lozanía.
Y
florezco en sus flores. Y el ocaso,
como un
flujo infinito de armonía,
me
envuelve en el silencio de su abrazo.
Mabel
Fontau
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