LAZOS
Anochece y se aquieta el ruido agreste
del mundo, se silencian los
sentidos.
Las súplicas, los ruegos,
expandidos
como estrellas del ámbito celeste,
vibrantes en el aire, son
latidos
de luz, de alta energía sobre
pestes
y oscuridad, devoradoras huestes
de esta global comunidad de
heridos.
La energía se eleva, y se convierte,
por nuestra fe, en el amor más
fuerte,
la Luz que nos enlaza. Y estos
lazos
de amor y de oración, ante lo
adverso,
nos ayudan a no bajar los
brazos,
y abrirlos a la Luz del universo.
Mabel Fontau
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