ESCÚCHAME
Es agosto
y me he quedado a oscuras.
Ciegas, mis raíces
lloran en la noche
la siembra abortada.
Han violado mi carne inocente.
Mi cuerpo de tierra retuerce
su entraña sangrienta.
Arrastro mis huesos al instante
de este nuevo siglo,
arañando una estrella
entre ardientes cenizas
envenenadas.
La memoria ha clavado en la llaga
su fuego sin nombre.
Y el hongo maldito
reproduce su estigma inhumano
bordeando el abismo.
Hombre vástago, aún
me sostiene tu fuerza.
Me entrego a tu alma
que es mía.
Y a tu brazo esperanza,
y a tus ojos fieles,
para encontrar el alba de mi cielo
que es tuyo.
En el exilio de la Luz
crucificada.
Mabel Fontau
jueves, 15 de julio de 2010
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