El rostro es el mío, dice Levinas. Y cada rostrode los muchos otros es multiplicidad
de rostros y más rostros sobre
los que atónita veo mi reflejo
y sobre cada uno leo una verdad diferente.
Sin interpelar al otro se ven facciones,
se escruta lo invisible del ser
por la senda de su mirada, el leve aleteo
al respirar, la comisura de los labios
junto al perfil del mentón.
Sufro por ese rostro al que veo
tan mortal como el mío.
En su vibrante naturaleza
el raro latir no me pertenece
prudente elijo su cercanía
o no.
¿He de colorear con calidez al otro?
Su rostro tal vez sea el mío.
Michou Pourtalé
No hay comentarios:
Publicar un comentario