San Isidro, en la casa de
Mariquita
Sanchez de Thompson
LA
CASA
Las palabras
entonan en la rueda
su murmullo de
sueños. Cada giro
de la brisa en
la tarde es un suspiro
que acaricia
las hojas. Y se queda
como el
tiempo, prendido en la arboleda.
Un perfume de
cielos coloniales
guarda besos
de amor en los umbrales
y huellas del
adiós en su vereda.
La memoria
latente entre sus muros
abre pasajes
trágicos y oscuros,
revive el
estertor de una conciencia
que escuchan
sus fantasmas tras las rejas.
Un destino de
intrigas, risas viejas...
La luz y el
devenir de otra existencia.
Mabel Fontau
Excelente, gracias
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